l plan de perdón y salvación (Tema 27)

El gran contexto de los capítulos 8 y 9 de Daniel con sus diversos símbolos es el santuario de Dios cuyo propósito es el perdón de los pecados y la reconciliación entre Dios y el hombre, como vimos en el tema anterior. Para ese propósito, depurificar el santuario de los pecados de los hijos de Dios, fue dada la gran profecía de los 2300 años en Daniel 8:14 cuya explicación aparece en el capítulo 9. Como vimos en el tema anterior, 490 años fueron cortados  de los 2300 años exclusivamente para el pueblo hebreo y su santa ciudad Jerusalén para realizar la obra de “terminar la prevaricación,poner fin al pecado y expiar la iniquidad.” Dan. 9:24.
Crucifixión de JesúsRecordemos que el pueblo de Dios tuvo que estar 70 años en el cautiverio babilónico por causa de sus pecados, rebeliones y desobediencias. Y ahora, al cabo de los 70 años, el profeta Daniel recibe la profecía de tiempo respecto a la reconstrucción del temploy a la llegada del largamente esperado Mesías, para poner fin al pecado. Dan. 9:24, 25.
Cuando Cristo murió en la cruz, a la mitad de la última de las 70 semanas, era “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.”Juan 1:29.
De esta manera Jesús se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.” Hebreos 9:26.

Setenta veces siete

La antigua orden que reinaba entre los hijos de la desobediencia en el mundo antes del diluvio era la siguiente: “Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será.” Gén. 4:24.
En el mundo después del diluvio, Jesucristo estableció una orden completamente opuesta a la anterior para todos los hijos de la obediencia. ¡El cambió la venganza por el perdón!
“Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.” Mateo 18:21, 22.
Cuando Jesús dice algo, lo hace siempre con un claro propósito, que encierra un profundo sentido. Sabemos que 70 veces 7 equivale a 490. Con seguridad el Señor Jesucristo pensó en las 70 semanas, los 490 días/años de la profecía de Daniel 9. Aquel tiempo especial que Dios dispuso para su pueblo hebreo y su santa ciudad Jerusalén con el propósito específico de proveer el perdón de los pecados.
Al inicio del capítulo 9 de Daniel, el profeta recuerda los 70 años en que el pueblo judío estaba en el cautiverio babilónico por causa de su pecado y rebelión. Dan. 9:2. Entonces hace una profunda oración de confesión y arrepentimiento buscando el sincero perdón de la culpa del pueblo, como vimos en el tema 25. Dan. 9:3-20. Y como repuesta viene el ángel Gabriel con la orden divina de explicarle el tiempo profético de los 2300 años que llevan a la purificación del santuario, es decir a la expiación de los pecados del pueblo. Dan. 9:21-24. 8:14. ¡Y lo hace explicando primero los 490 años para los judíos!

70 semanas para el pueblo hebreo y Jerusalén

70 semanas para el pueblo hebreo y Jerusalén
Jesús instruyó que hay que perdonar 70 veces 7, lo cual es una manera de decir que hay que perdonar siempre, pues el amor de Dios es infinito y su misericordia grande. Ahora entramos en una aplicación impresionante de esta declaración de Jesucristo, pues 70 veces 7 es equivalente a 7 veces 70.
El pueblo de Dios estuvo castigado 70 años por su pecado. Y entonces recibió un tiempo de 7 veces 70 años de perdón divino. ¡Esto nos ilustra que el perdón de Dios es mucho mayor que su castigo! Tal como dice la Palabra de Dios: “…cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia.” Rom. 5:20.
Jesús dio esta maravillosa enseñanza del perdón, durante los 3 ½ años de su ministerio mesiánico entre su bautismo, que ocurrió en el año 27 d.C. y su crucifixión que ocurrió en el año 31. D.C. Cuando el Señor la presentó, estaba absolutamente consiente que se encontraba en la última de las 70 semanas de la profecía de Daniel capítulo 9:24-27, como estudiamos en el tema anterior. Aquella semana crucial; el clímax de las 70 semanas, en la cual él iba a morir por los pecados de su pueblo y del mundo entero, como el misericordioso “Cordero de Dios”, para proveernos el perdón de nuestros pecados y la reconciliación con Dios.
  • Vimos que Cristo sabía que el tiempo se había cumplido para iniciar su ministerio como Mesías mediante el ungimiento por el Espíritu Santo durante su bautismo en el año 27 d.C. Vimos también que conocía la fecha de su crucifixión durante la pascua del año 31 d.C. Es por eso anunciaba en varias ocasiones su muerte a sus discípulos. Vea Marc. 1:15; Juan 13:1; Mat. 16:21. Todo esto supo gracias a su estudio de las profecías de tiempo del libro de Daniel.
  • Este hecho nos confirma el concepto divino de “día por año” respecto a las profecías bíblicas. Pues si esta regla no se aplicase, y las 70 semanas significarían tan solo 490 días literales, llegarían tan solo a 1 año y 4 meses desde la orden de reconstruir a Jerusalén. Entonces este tiempo no significaría nada pues no nos llevaría a la reconstrucción de Jerusalén y mucho menos hacia el Mesías Príncipe, su muerte y la nueva destrucción de Jerusalén y del templo. Dan. 9:24-27.
  • Jesús también sabía que del templo y de Jerusalén “no quedará piedra sobre piedra, que no sea derribada.” Mateo 24:1, 2. El conocimiento de la destrucción de Jerusalén y del templo obtuvo de la misma manera de la profecía de Daniel 9:26, 27. Pero lo interesante es que acerca de este evento Jesús tan solo podía advertir a que presten atención a las señales de su inminente destrucción para que sus seguidores las reconozcan y huyan. Mateo 25:15. Pues lo único que Dios había revelado en la profecía de Daniel 9 acerca de la destrucción de Jerusalén y del templo, es el hecho que debía ocurrir en algún momento tras las setenta semanas. Dan. 9:26, 27. Dios no había revelado la fecha exacta de la destrucción de Jerusalén y del templo.

Dios el padre reconcilió mediante su hijo Jesucristo al mundo

Dios el padre reconcilió mediante su hijo Jesucristo al mundo“Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.” 2 Cor. 5:18, 19.
“Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.“ Rom. 5:10.
“… y por medio de él [Jesús] reconciliar consigo [Dios Padre] todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.” Col. 1:20.

Jesús quitó el pecado de en medio a la mitad de la última de las 70 semanas

Como vimos hace unos instantes, Jesús se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.” Hebreos 9:26.
Este versículo encierra profundos significados. Pues al decir, que Jesús quitó “de en medio el pecado”, no solo se refiere al hecho que Cristo quitó el pecado de en medio del mundo, con la consecuencia que la historia mundial fue dividida enantes y después de Cristo. ¿De en medio de dónde más quitó Cristo el pecado? 1) ¡De en medio de la última de las 70 semanas! Pues fue justamente a la mitad de la última de las 70 semanas que Cristo quitó el pecado, mediante su muerte en la cruz.
Jesús quito el pecado de en medio a la mitad de la última de las 70 semanas
Jesús en medio de los dos malhechores¿Y de en medio de dónde más quitó Cristo el pecado?  2) ¡De en medio de los dos malhechores que fueron crucificados a su derecha y su izquierda!
“Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…”Luc. 23:33, 24.
Obviamente Jesús se refirió con su declaración “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…” en primera instancia a aquellos que le estaban crucificando. Pero en la relación inmediata del texto se podría aplicar a los dos malhechores que estaban a su lado en la cruz, que en cierto sentido son una representación de la humanidad entera que ha pecado y merece la muerte por su maldad y rebelión “porque la paga del pecado es muerte…” Rom. 6:23.
  • “No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda. No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno… por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” Rom. 3:10-12, 23.
  • Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino…” Is. 53:6.
  • “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.” 1 Juan 1:10.
  • ¡Gracias a Dios existe un ser divino, Jesucristo, quién tomó sobre sí mismo el pecado del mundo entero, como nuestro sustituto, para morir en nuestro lugar y poder proveernos de esta manera el perdón de nuestros pecados, si nos acercamos a él confiadamente con un corazón arrepentido y con sincera confesión! Tan grande es el amor de Dios. Hebr. 4:14-16; 1 Juan 1:9.
El versículo más conocido de la Biblia lo describe de esta manera:
  • “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Juan 3:16.
Lo dramático es que en las últimas horas de su vida, uno de los dos malhechores reconoció su pecado y aceptó al Mesías mientras que el otro rechazó al Cordero de Dios en la cruz rotundamente.
“Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo hoy que estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:39-43.
Como acabamos de ver, el malhechor que aceptó a Jesucristo en los últimos momentos de su vida, reconoció que ellosmerecían estar pareciendo en la cruz por sus malas obras declarando la inocencia de Jesús.
  • El malhechor que aceptó al Mesías representa a todos los judíos con los cuales fue confirmado el pacto durante la última de las setenta semanas. Y el malhechor que rechazó al Mesías representa a todos los judíos que fueron “cortados” al final de las setenta semanas.
  • En un sentido más amplio, el malhechor que aceptó al Mesías representa a todos los judíos que aceptaron al Mesías durante la historia. Y el malhechor que rechazó al Mesías representa a todos los judíos que rechazaron al Mesías durante la historia.
  • Y en un sentido aun más amplio, el malhechor que aceptó al Mesías representa a toda la humanidad que aceptó al Mesías durante la historia. Y el malhechor que rechazó al Mesías representa a toda la humanidad que rechazó al Mesías durante la historia.

La demostración gráfica del plan de salvación

Recordamos de los primeros temas de este seminario que cuando la humanidad cayó en pecado tras desobedecer a Dios y unirse a la rebelión de Lucifer, Dios instituyó inmediatamente su plan de salvación para el perdón de los pecados confesados, mediante los sacrificios de ovejas, prefigurando la muerte del Cordero de Dios en la cruz del Calvario. De esta manera Dios dispuso desde un inicio un sustituto para la condena del pecador arrepentido. Pues sin derramamiento de sangre de un ser inocente no hay perdón. Hebr. 9:22.
Durante todo el Antiguo Testamento y Pacto Antiguo encontramos que los patriarcas y grandes hombres de la fe sacrificaron un cordero para el perdón de sus pecados. Ejemplos famosos son por ejemplo Abel, Abraham y Moisés. Gén. 4:4; Gén 22:12, 13; Éxodo 12.
Después de sacar a su pueblo Israelita milagrosamente de Egipto, Dios decidió levantar un santuario entre su pueblo. ¡Pues Dios ama a sus criaturas y desea morar entre su pueblo!
Dios dijo a Moisés: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos.” Éx. 25:8.
La tendencia del ser humano pecaminoso es huir de Dios, esconderse, tratar de justificarse e intentar dar la culpa a los demás. Aún así Dios nos ama infinitamente ¡Es maravilloso saber que Dios nos busca! Tras pecar “el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Dios entre los árboles del huerto. Mas Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? Gén. 3:8, 9.
Santuario en el desiertoYa que Dios ama al pecador pero aborrece el pecado, proveyó de una manera para que el pecador se deshaga nuevamente de su horrible pecado. El plan divino es transformar al pecador en un santo. Y Dios realiza esta maravillosa obra mediante un plan claramente establecido. El plan del santuario.
La instrucción para la construcción y los diferentes objetos del santuario y su utilización y significado recibió Moisés en el los capítulos 25 al 40 del libro del Éxodo.
En el siguiente tema veremos el santuario con sus objetos y significados con bastante detalle. En este tema nos limitaremos a dar un vistazo breve del santuario terrenal.
Interior del SantuarioEn la historia del pueblo hebreo existieron tres santuarios terrenales. El primero fue levantado en el desierto y sirvió durante los 40 años. El segundo era el maravilloso templo de Salomón que fue destruido por los babilonios. Y el tercero fue el templo reconstruido tras el cautiverio babilónico por las órdenes de los reyes Medo-Persas Ciro, Darío y Artajerjes. Este tercero fue destruido por los romanos en el año 70 d.C.
El santuario tenía tres partes y siete objetos.
  • 1) El atrio o patio que contenía la puerta de entradael altar de los sacrificios u holocaustos y la fuente de bronce.
  • 2) El lugar santo contenía el candelero de siete brazos, la mesa con los panes de la proposición y el altar del incienso.
  • 3) El lugar santísimo que contenía el arca del pacto con los diez mandamientos de Dios sobre el cual se encontraba el propiciatorio.

El camino del perdón y de la santificación

El Tabernáculo

1) El atrio (o patio)

Lo primero que tenía que hacer el pecador era reconocer su pecado y arrepentirse de corazón. Entonces tenía que venir al santuario que estaba dispuesta de oriente a occidente, es decir de este a oeste. La puerta era grande y ancha e invitaba al pecador a acercarse y entrar confiadamente. Aquella puerta ancha es una representación simbólica de Jesucristo quien dice de sí mismo. “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo…” Juan 10:9.
El pecador tenía que traer un animal limpio para el sacrificio. Generalmente se trataba de un cordero. Una vez en el atrio (o patio), el pecador confesaba su pecado poniendo sus manos sobre la cabeza de la oveja. De esta manera transfería simbólicamente su pecado y culpa al animal inocente. Entonces el pecador tenía que degollar al animal inocente. A continuación el sacerdote, como mediador, rociaba con la sangre algunos objetos del santuario, transfiriendo el pecado simbólicamente sobre el santuario, que de esta manera se contaminaba. El pecador se iba con el pleno perdón de su pecado. Lev. 4:27-35.
El cordero era entonces quemado en el altar de los sacrificios (o del holocausto) que se encontraba en el atrio (o patio), tras ser sacrificado, siendo una representación de Jesucristo “el Cordero de Dios, que cuita el pecado del mundo.”Juan 1:29.
  • En aquel entonces, el pueblo de Dios tuvo un entendimiento mucho más claro de las terribles consecuencias del pecado que nosotros hoy en día. Pues ellos tuvieron que matar personalmente al animal inocente. De esta manera tenían siempre presente lo terrible y dañino que es la desobediencia hacia Dios, cuyo efecto era la muerte de un ser inocente que representaba la muerte del Mesías en la cruz del Calvario. Hoy en día la cristiandad toma el pecado de manera muy liviana. Ya que en el Nuevo Pacto no tenemos que sacrificar animales por nuestros pecados, pues el sacrificio cesó con el verdadero y gran sacrificio del hijo de Dios en la cruz, muchos cristianos hoy en día “juegan” con el pecado. Pero la seriedad es la misma que en el Pacto Antiguo. Pues la muerte de Cristo en la cruz cubre todoslos pecados cometidos por la humanidad, desde el primer pecado de Eva hasta el último pecado que se cometa antes del retorno de Jesucristo a la tierra. ¡Cualquier pecado costó la vida del hijo de Dios!
  • ¡Mucho mejor que recurrir a Dios después de haber pecado en oración, buscando el perdón, es recurrir a Diosantes del pecado, durante la tentación, para buscar en oración ayuda divina para poder vencer la prueba! ¡Mucho mejor es orar a Dios y alabarle por la victoria concedida sobre la tentación, que orar a Dios por haber desobedecido nuevamente! Mucho mejor el Pacto Antiguo era vencer la tentación con la ayuda de Dios y no tener que degollar a la oveja inocente que pecar y sentir la tremenda culpa y carga de conciencia y luego tener que matar simbólicamente al hijo de Dios para transferirle la culpa. Hay muchísimos pasajes en las Sagradas Escrituras que describe en poder de Dios para hacernos vencedores a sus hijos que confían en el y le buscan en oración. Vea por ejemplo: 1 Cor. 10:13; 1 Juan 3:6, 9; Ef. 6:11-18; 2 Pedro 1:10; 2:9; Santiago 1:12; 4:7; Luc. 22: 40, 46.
En el atrio (o patio) se encontraba la fuente de bronce en la cual los sacerdotes se lavaban antes de mediar entre el pueblo y Dios. Era un símbolo, pues Dios requirió santidad y pureza de aquellos que fueron intermediarios entre Dios y el hombre. El agua de esta fuente simbolizaba el deseo del Señor de limpiar y purificarnos de nuestra maldad, también mediante el bautismo.

2) El lugar santo

En el lugar santo estaba el candelero de los 7 brazos llenos de aceite, que alumbraba siempre. Era una representación por un lado de Jesús, quien es la verdadera luz del mundo y del Espíritu Santo con el cual Cristo fue ungido en su bautismo. Veremos estos aspectos con más detalle en el siguiente tema. Además era un símbolo de la Palabra de Dios. Salmos 119:105; 18:28; 2 Pedro 1:19; Prov. 6:23. Lo que Dios deseaba mostrarnos es que necesitamos el Espíritu Santo en nuestras vidas para reflejar su luz divina. Y la forma de obtenerlo es mediante el estudio de su Palabra.
El segundo objeto del lugar santo era la mesa con los panes de la proposición representando nuevamente al Señor Jesucristo. Pues Jesús es el pan de vida, como también nuevamente la Palabra de Dios, con la cual nos debemos alimentar espiritualmente, estudiándola, para tener vida espiritual.
El tercer objeto del lugar santo era el altar del incienso sobre el cual el sacerdote colocaba incienso y ceniza del altar de los sacrificios (o del holocausto). Este objeto representaba las oraciones del los creyentes mezclado con la justicia de Cristo.
La combinación de estos tres elementos, el Espíritu Santo en nuestras vidas, el estudio de la Biblia y la oración permiten que el creyente llegue a ser santo. Pero Dios desea que avancemos todavía un paso más. Dios desea restablecer en sus hijos la imagen y semejanza perdida y ayudarnos a que podamos vivir nuevamente en su santa presencia. El desea que reflejemos nuevamente su carácter y vivamos de acuerdo a su voluntad divina. Es por eso que tiene  como paso final el lugar santísimo.

3) El lugar santísimo

En el lugar santísimo solo había un objeto. Era el arca del pacto que contenía las tablas de la ley con los diez mandamientos de Dios. Encima del arca del pacto se encontraba el propiciatorio con dos querubines de oro que miraban hacia el propiciatorio. Toda esta simbología veremos en el siguiente tema con bastante detalle.
  • El propósito de nuestro gran Dios, es no solamente ser nuestro Creador  sino también nuestro Salvador. Mediante “el proceso” del santuario, Dios nos transforma de pecadores en santos. Su propósito es restaurar en nosotros la obediencia, su carácter y la imagen y semejanza divina que perdimos por la desobediencia. Este es el camino de la santificación de convertirnos de carnales hijos de la ira en espirituales hijos de la obediencia.
La forma como estaba construido el santuario terrenal es sumamente importante y simbólico. Pues el pecador tenía quedar la espalda al sol y avanzar de oriente a occidente. A medida que el pecador avanzaba hacia la presencia de Dios, representada por el lugar santísimo, se alejaba simbólicamente cada vez más del sol. Recuerde que en los temas 5 al 7 de este seminario hemos estudiado que Dios desea que demos la espalda simbólicamente al sol, a la adoración del sol y al día del sol. La meta es el lugar santísimo, el lugar más alejado y opuesto de la falsa adoración, en la cual están las tablas de la ley de Dios con los diez mandamientos, que representan la voluntad y el carácter de Dios.
Es muy interesante analizar en este contexto el versículo siguiente:
“Luego me dijo: ¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete aún, verás abominaciones mayores que estas. Y me llevó al atrio de adentro de la casa del Señor; y he aquí junto a la entrada del templo del Señor, entre la entrada y el altar, como veinticinco varones, sus espaldas vueltas al templo del Señor y sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.” Ez. 8:15, 16.
Por lo tanto no significa absolutamente nada estar en el templo de Dios, en su tabernáculo, en su iglesia, si le damos la espalda a su plan divino, rechazándolo. Mucha gente desconoce el plan de Dios y su verdad. Dicen creer en Dios, o ser cristianos, pero han dado su espalda al pacto de Dios, al plan de santificación de Dios, al estudio bíblico, a la oración, al Espíritu Santo y a la santa ley divina de los 10 mandamientos. Sin darse cuenta están en una falsa adoración que hace peligrar sus almas. Es una tragedia, pero sin saberlo adoran al sol indirectamente mediante el descanso del día del sol, dominical.
El Tabernáculo con varones postrándose hacia el oriente
Autor: Enrique Rosenthal
Vea el siguiente tema >> “El santuario terrenal y celestial”

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