Daniel 11 – Versículos 16-19 

En el tema pasado analizamos los versículos 10 al 15 de Daniel 11.

He aquí un resumen del tema pasado

El versículo 10 nos relata la venganza de Seleuco III Cerauno y su hermano Antíoco III Magno quienes fueron los hijos de Seleuco II del reino del norte, invadiendo y derrotando a Egipto. En el versículo 11 vimos el contraataque del rey del sur, Ptolomeo IV, quien fue a pelear contra Antíoco III Magno, cuyo gran ejército cae en manos del rey del sur durante la batalla de Rafia. El versículo 12 nos revela la historia de la soberbia e ira de Ptolomeo IV en contra de los judíos por no haberle dejado entrar al lugar santísimo de su templo en Jerusalén durante sus procesiones. En venganza hizo asesinar a 40.000 judíos. Ptolomeo no prevaleció porque murió a los 41 años de manera dramática. En el versículo 13 vimos como el rey del norte, Antíoco III Magno volvió a atacar a Egipto movilizando un gran ejército. Esta vez tuvo éxito en la famosa batalla de Panio. El territorio de los judíos cambió de amo y pasó a estar sujeto al rey del norte. En el versículo 14 vimos a muchos levantándose contra el rey del sur Ptolomeo V, que era un rey niño de tan solo cinco años, hermano de la famosa Cleopatra. Los que se levantaron y aprovecharon esta circunstancia favorable fueron por un lado el rey del norte, Antíoco III Magno en alianza con el rey Felipe V de Macedonia. Y por otro lado los mismos egipcios que se levantaron en rebelión contra Agatocles, el orgulloso tutor del niño rey que reinaba en su nombre, como también los judíos que antes habían estado bajo el control de Egipto. Pero el versículo 14 encerró además una joya profética, pues resumió en tan solo una frase el surgimiento, el carácter violento contra el pueblo de Dios, y la caída final de la emergente potencia de la secuencia profética, ¡Roma! El versículo 15 describió una vez más la historia del último exitoso ataque del rey del norte contra el rey del sur, Egipto, que culminó en la victoriosa batalla de Panio, añadiendo algunos detalles históricos, antes de la transición definitiva al siguiente y último reino, ¡Roma!
Sigamos con la descripción de la historia del “libro de la verdad”. Dan. 10:28; 11:2.

Versículo 16

Comandante Romano“Y el que vendrá contra él hará su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder.” Daniel 11:16.
Este versículo es otra joya profética del capítulo 11 de Daniel, que complementa perfectamente la joya profética del versículo 14. ¡La nueva potencia presentada con las palabras “el que vendrá” es Roma! Es el nuevo ejército invasor que “hará su voluntad”. La misma expresión “hará su voluntad” fue utilizada por el ángel anteriormente en este capítulo para describir el surgimiento de Grecia como potencia mundial. Recuerde Daniel 11:3. Pero ¡ahora es el turno de Roma!

El que vendrá

  • Antes de seguir adelante es importante que profundicemos las palabras “el que vendrá”, para confirmar más ampliamente que se trata de la venida de la potencia romana.
En el capítulo anterior, que era la introducción al capítulo que estamos estudiando en este momento, el ángel le había revelado a Daniel lo siguiente: “… ahora tengo que volver para pelear contra el príncipe de Persia; y al terminar con él, el príncipe de Grecia vendrá.” Daniel 10:20.
  • Como vemos, la expresión “el que vendrá” o “el príncipe que vendrá” siempre está en el contexto del surgimiento de un Imperio. En Daniel 10:20 fue el surgimiento de Grecia.
Y un capítulo antes de este, el ángel le habló a Daniel de otro “príncipe que ha de venir” en relación a la muerte del Mesías y la destrucción de Jerusalén y del segundo templo.
“… se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario… Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador…” Daniel 9:26, 27. Recuerde el tema 102 de este seminario.
Estas predicciones se consumaron por medio de las fuerzas romanas. Cristo fue crucificado en el año 31 d.C. con el permiso de las autoridades romanas Poncio Pilato y Herodes y la destrucción del templo se consumió por medio del general Tito y las legiones romanas en el año 70 d.C.
En Daniel 11:16 se nos muestra finalmente el cumplimiento de estas predicciones con la llegada de este príncipe que había de venir, llamado el desolador. Aquel que vendría con la muchedumbre de las abominaciones, matando al Mesías y destruyendo Jerusalén y el templo.
Soldado romanoTal como la joya profética del versículo 14, también ésta del versículo 16 resume en una sola frase el surgimiento de esta potencia romana y su carácter abusivo y destructivo contra el pueblo de Dios al decir que estará en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder”, y contra toda oposición imaginable al decir que “no habrá quien se le pueda enfrentar. Además al decir que Roma “hará su voluntad”, nos muestra que esa potencia no haría caso a nadie, imponiendo siempre tan solo su propia voluntad. Daniel 11:16. Y como veremos más adelante en el estudio de Daniel 11, Roma hará prevalecer su propia voluntad inclusive frente a la de Dios.
A parte de mostrar el carácter abusivo de esta potencia a lo largo de su historia, este versículo 16 nos describe con precisión las conquistas iniciales de esta potencia que permitieron su establecimiento como nuevo “rey del norte” y nueva y última potencia de la secuencia profética.
Volvamos a leer una vez más el versículo “Y el que vendrá contra él hará su voluntad, y no habrá quien se le pueda enfrentar; y estará en la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder.” Daniel 11:16.
ConquistaEl versículo está presentando dos conquistas romanas muy específicas. En la parte inicial nos habla de la conquista de Roma contra “él”. Para entender quién es “él”, hay que recordar el versículo anterior que nos mostró el dominio del “rey del norte”, que en ese momento era la dinastía seléucida griega, que reinaba sobre tres partes del antiguo Imperio de Alejandro Magno. Mediante el famoso general Pompeyo, Roma marchó contra Siria y entró en batalla contra el rey Antíoco XIII Asiático. Pompeyo arrasó con Siria en el año 65 a.C., depuso al rey Antíoco, quien es considerado como el último de los seléucidas, e hizo de ese país una provincia romana.

¡Fue así que Roma se convirtió en el nuevo “rey del norte”!
La regla bíblica es sencilla: El poder que controla la zona geográfica de Egipto es el “rey del sur” y el poder que controla la zona geográfica de Babilonia/Asiria es el “rey del norte”.
En la segunda parte del versículo 16 nos habla de la conquista de Roma de “la tierra gloriosa, la cual será consumida en su poder”.
“La tierra gloriosa” es el nombre bíblico dado a la tierra prometida por Dios a su Pueblo donde fluía leche y miel, sin importar el nombre, ya sea: Israel, Judea, Palestina Tierra Santa o Canaán. El término tierra gloriosa (o tierra deseable) se encuentra tres veces en la Biblia fuera del libro de Daniel, y en cada caso se refiere a la tierra prometida de Israel. Vea: Sal. 106:24; Jer. 3:19; Zac. 7:7, 14.
Destruccion de JesuralenRecuerde que las Sagradas Escrituras ya nos mostraron una vez la conquista romana de “la tierra gloriosa”. Fue en Daniel 8:9 que analizamos el tema 24 de este seminario. Ahora el ángel retoma esa profecía y la desglosa aún más.
Fue el mismo Pompeyo que invadió con su ejército romano, Palestina, “la tierra gloriosa” de Israel en el año 63 a.C. Después de tres meses de asedio contra Jerusalén las tropas romanas lograron abrir unas brechas en las murallas y Pompeyo tomó la ciudad. Durante la conquista murieron unos 12.000 judíos. Tras la guerra, Pompeyo destruyó los muros de Jerusalén y decretó impuestos sobre los hebreos. Así fue como Jerusalén cayó en las garras de Roma. Ahí estuvo hasta ser consumido por completo en el año 70 mediante el general Tito del ejército Romano. Realmente “la tierra gloriosa” fue “consumida en su poder” de Roma, tal como lo predijo el ángel en la profecía de Daniel 9:26, 27. Recuerde el tema 18 de este seminario.

Versículo 17

Roma, “el que vendrá” ahora viene contra Egipto.
“Afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino; y hará con aquél convenios, y le dará una hija de mujeres para destruirle; pero no permanecerá, ni tendrá éxito.” Daniel 11:17.
La “Traducción en lenguaje actual” (TLA) lo traduce con más claridad:
“El rey del norte tratará de vencer por completo al rey del sur. Para quedarse con su reino, firmará la paz y dejará que su hija se case con él. Pero su plan no tendrá éxito.” Daniel 11:17.
Egipto, “el reino del sur” era todo lo que quedaba del antiguo Imperio Griego de Alejandro Magno. Ahora la profecía nos presenta el momento en el cual Roma entró a Egipto para apoderarse de ese territorio, después de haber conquistado los territorios del norte, al decir que ”afirmará luego su rostro para venir con el poder de todo su reino”, o como dice la traducción en lenguaje actual El rey del norte tratará de vencer por completo al rey del sur.”
El versículo menciona los “convenios” o tratados de “paz” que Egipto y Roma hicieron. Recuerde cuando Egipto acudió a Roma para buscar su ayuda cuando reinaba el niño rey Ptolomeo V Epífanes en la época cuando muchos se levantaron contra el rey del sur. Fue entonces que Egipto entró en un protectorado con los romanos. Recuerde los versículos 14 y 15 que estudiamos en el tema pasado. Pero como veremos, las intervenciones romanas en la política egipcia llegaron a ser nefastas para el futuro del reino egipcio.
CleopatraLos “convenios” o tratados de “paz” que Egipto, “el rey del sur” hizo con Roma en aquel entonces fueron para buscar una buena relación con aquella potencia que se acaba de apoderar de todo el territorio del norte y se estaba convirtiendo en un gran Imperio. Así fue que Ptolomeo XII, que durante todo su reinado había buscado fuertes apoyos en Roma, dejó como tutor de sus hijos jóvenes, Cleopatra VII y Ptolomeo XIII, al regente de Roma, Pompeyo, para que los custodiase. Ya su predecesor Ptolomeo XI había hecho un supuesto testamento, en el que éste legaba Egipto a Roma.
Sucede que Egipto “le dará una hija de mujeres para destruirle”.Otras traducciones bíblicas traducen “destruirle” con “trastornale” o“corromperle”. Y la traducción en lenguaje actual que vimos hace unos instantes dice que Egipto “dejará que su hija se case con él”.
La intención de Egipto fue clara. Estaba dispuesta a cualquier maniobra con el fin de resistir al poder romano y no ser conquistada por esa potencia.
La historia nos cuenta que en ese momento histórico, Cleopatra VII había heredado el trono con tan solo 18 años de edad, junto con su hermano Ptolomeo XIII, de tan solo 12 años. Su padre había dejado como tutor de ambos al regente de Roma, que en ese momento era Pompeyo. En ese tiempo cuando Pompeyo era el guardián de los tiernos herederos de Egipto, surgió una disputa entre Pompeyo y Julio César que tuvo su clímax en la batalla de Farsalia. Pompeyo huyó a Egipto donde fue asesinado y Julio César asumió la custodia romana de Cleopatra y su hermano Ptolomeo.
Cleopatra y el CesarEn Egipto surgieron disturbios internos pues Cleopatra y su hermano Ptolomeo eran hostiles el uno con el otro. La astuta Cleopatra conoció la debilidad de Julio César y desarrolló un plan para persuadirle de que tomara partido por ella. Envuelta en una alfombra hizo que su criada la llevase al aposento de César con la instrucción de ser un presente para el general romano. La alfombra se abrió y la hermosa Cleopatra se puse de pie antes el. La ambiciosa Cleopatra de tan solo 22 años y Julio César de 50 años que la admiró, llegaron a ser amantes.
Para calmar las hostilidades entre Cleopatra y su hermano, Julio César cumplió el testamento de Ptolomeo XII y casó a los hermanos rivales poniéndolos juntos en el trono y asignándoles diferentes territorios de reinado. Cleopatra se quedó como reina de Egipto con su amante y protector Julio César, quien realizó una serie de maniobras políticas y militares apoyando al gobierno egipcio. Pese a todo, la enemistad entre los hermanos perduró, y por causa de una serie de intrigas de parte de Ptolomeo XIII, los egipcios tomaron las armas y la guerra contra los romanos estalló. Julio César se vio forzado a traer todo el ejército romano que había en la región. Los egipcios intentaron apoderarse de la flota romana. Julio César decidió quemarla para que no caiga en manos de sus enemigos. Cuando la guerra termino después de varios meses, Cleopatra y Julio César seguían al mando y Ptolomeo XIII había muerto.
El versículo termina diciendo acerca de Cleopatra, “la hija” egipcia: “pero no permanecerá, ni tendrá éxito.”
Tras la muerte dramática de Julio César (que veremos en detalle en los siguientes dos versículos 18 y 19) se creó en Roma un Triunvirato, que reunía a Marco Antonio (general y político romano, amigo de Julio César, que había sido comandante jefe en su ejército), Octavio (heredero político designado por Julio César) y Lépido (antiguo jefe de la caballería de César). Se originaron luchas internas y una guerra civil en Roma entre los partidarios del triunvirato.
Marco Antonio y CleopatraMarco Antonio llamó en su ayuda a la reina Cleopatra, para que acudiera con sus naves a Tarso, en la actual Turquía, pero la reina no quería que Egipto entrara en una guerra civil de los romanos. Finalmente cedió a la reunión con la condición de que ésta se desarrollara en su propio barco. Cleopatra navegó con los remos de plata, las velas púrpuras y todo el lujo al que estaba habituada, hasta se vistió como Afrodita, la diosa del amor. El encuentro duró cuatro días. El resultado de este viaje fue que ambos personajes se enamoraron, que Cleopatra convino en prestarle la ayuda económica que le pedía. Marco Antonio decidió quedarse en Egipto al lado de Cleopatra. La pareja pasó junta en Egipto el invierno de 41-40 a.C. disfrutando de los máximos lujos y fiestas continuas.
La relación entre Octavio y Marco Antonio había ido empeorando progresivamente y a partir del año 37 a.C. Octavio ya consideraba a Marco Antonio un enemigo, contra el que empleó la propaganda ante el pueblo y el Senado de Roma, presentándole como un títere en manos de la reina de Egipto. Finalmente el Senado de Roma declaró la guerra a Egipto. El ejército de Marco Antonio (tanto terrestre como marítimo), era más numeroso que el de Octavio. Sin embargo, en la decisiva batalla naval de Accio (31 a.C.), los más maniobrables barcos del general romano, consiguieron situarse frente a la flotilla de Cleopatra. Ésta huyó entonces presa del pánico, y al darse cuenta Antonio, fue detrás de ella abandonando a sus hombres, que al final perdieron la batalla.
Marco Antonio engañado por un falso informe sobre la muerte de Cleopatra, al ver que sus tropas terrestres se habían pasado a Octavio, y tras el intento fallido de reconciliarse con Octavio, no vio otra salida mejor que el filo de su propia espada. Esto decantaba la victoria final hacia el bando de Octavio, quien el 30 de julio del año 30 a.C. entraba con facilidad en Alejandría, año en el cual Egipto fue incorporado formalmente a Roma.
Octavio y CleopatraAunque Cleopatra intentó repetir sus ardidas femeninas con Octavio, quien pronto iba a ser conocido como Augusto César, éste los rechazó de modo definitivo. A su vez, su hijo Cesarión que tuvo con César, “fue asesinado sin ninguna compasión” (Green, Alexander to Actium, 679). Antilo el hijo tenido con Marco Antonio corrió la misma suerte. Esto mostró a Cleopatra que su suerte no sería mejor y mandó traer un áspid cuya mordedura le evitó ser exhibida como trofeo por Octavio en su desfile de victoria por Roma, el año 31 a.C. Cleopatra fue la última reina del Antiguo Egipto y de la dinastía ptolemaica, fundada por Ptolomeo I Sóter, un general de Alejandro Magno, de Grecia.
Así que los versículos 16 y 17 de Daniel 11 nos presentan tres conquistas romanas muy específicas, primero la de Asiria (al norte), luego la de Judea (al centro), y finalmente la de Egipto (al sur). De esta manera Roma se sentó por primera vez en el trono del mundo, después de haber vencido a estos tres obstáculos geográficos y conquistado la totalidad del antiguo Imperio Griego, que tras la muerte de Alejandro Magno había estado subdividido entre las dinastías: Seléucida (al norte) y Ptolomeo (al sur) con los hebreos siempre al medio de las luchas.
¡Roma llegó a ser el nuevo “rey del norte” de la profecía de Daniel 11, para controlar y dominar al mundo!

De paso sea dicho que Daniel 11:16, 17 es el pasaje paralelo de Daniel 8:9. Recomiendo volver a repasar ese estudio que hicimos en el tema 24 de este seminario para una mayor comprensión.

Versículo 18

“Volverá después su rostro a las costas, y tomará muchas; mas un príncipe hará cesar su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio.” Daniel 11:18.
  • Este y el siguiente versículo cuentan la fase final de la vida de Julio César.
Después de sus hazañas en Egipto, Julio César volvió “su rostro a las costas, y tomará muchas”. Aquí encontramos las tres campañas militares después de dejar Egipto, poniendo el Bósforo, el norte de África y España bajo la autoridad de Roma. Y tal como la Palabra de Dios predijo, todos ellos fueron territorios costeros. Después regresó a Roma y celebró sus espectaculares triunfos.
Julio CesarEn Roma fue nombrado dictador vitalicio y denominado padre de la patria. Con el poder en sus manos, Julio César comenzó a crear muchas reformas administrativas que incluyeron el cambio para el calendario juliano, donde el mes Quintilis fue rebautizado como Julius en su honor y continúa, hasta nuestros días, siendo conocido como julio. En febrero, en las fiestas de Lupercalia en honor a Baco, Marco Antonio le ofreció una diadema, símbolo de rey, la cual fue rechazada firmemente por Julio César, poniéndola ante el templo de Júpiter. Sin embargo, ese ofrecimiento le valió la desconfianza de sus pares, que comenzaron a temer su ambición. El problema fue que Julio César se volvió cada vez más dictatorial. Ya parecía casi un monarca. Esto preparó el camino para su dramática caída, descrito en la segunda parte del versículo que predijo: ”mas un príncipe hará cesar su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio.”. El siguiente versículo lo detalla más.

Versículo 19

“Luego volverá su rostro a las fortalezas de su tierra; mas tropezará y caerá, y no será hallado.” Daniel 11:19.
Después de sus conquistas y victorias descritas en el versículo anterior, Julio César regresó a Italia. En Roma fue recibido como un héroe. Pero Julio César se volvió déspota y cruel.
César se volvió tan cruel y déspota que a menudo “se vanagloriaba de haber tomado en ocho años 800 ciudades, sometido a 300 pueblos, degollado a un millón de hombres y vendido otro millón de cautivos como esclavos”. Ch. Seingnobos, Historia Universal – Historia de Roma – vol. 2 (Buenos Aires: Sebastián Amorrortu e Hijos, S. A., 1967), 221.
Fue por estas circunstancias que “un príncipe hará cesar su afrenta, y aun hará volver sobre él su oprobio.” Daniel 11:18.
Ese príncipe fue Marco Junio Bruto, quien había sido muy apreciado por Julio César, de tal manera que incluso lo consideró “hijo suyo”. Bruto se unió en conspiración a Casio Longino, ambos estaban entre los antiguos protegidos de Julio César. Junto con un grupo de colegas senadores romanos, que según ellos actuaban patrióticamente en defensa de la República, asesinaron en el año 44 a.C. a Julio César, en las escaleras del Pretorio con 26 puñaladas.
Asesinato del Cesar
“César como guerrero nato enfrentó a sus asesinos, pero cuando vio a Bruto que arremetía contra él, incrédulo le dijo, “¿tú también hijo mío?” y dejó toda resistencia (Will Durant, César y Cristo, Historia de la civilización romana y del cristianismo desde sus comienzos hasta el año 325 DC, 2 vols. [Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1959], 1:139).
“Ante esto, sus asesinos habiendo herido mortalmente a César huyeron junto con los senadores que escaparon gritando aterrados, en tanto que César sólo fue auxiliado por dos amigos aunque inútilmente, pues “César tambaleante llegó hasta el pie de la estatua de Pompeyo, donde se desplomó en un mar de sangre”. Guillermo Furero, Grandeza y decadencia de Roma, 5 vols. (Buenos Aires: Ediciones Siglo Veinte, 19…), 2:313.
Así finalizó la vida de Julio César con la descripción acertada: “mas tropezará y caerá, y no será hallado.”
  • En el siguiente tema analizaremos los versículos 20 al 24, siendo esos los versículos centrales de Daniel 11.
Autor: Enrique Rosenthal
           Vea el siguiente tema >>
 “Daniel 11 – Versículos 20-24 ”

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